El sol calienta y nos obliga a levantarnos.
Emprendemos camino rodando por la carretera paralela a Loch Lomond. El lago se antoja gigantesco, salpicado de antiguas edificaciones de piedra.
Después de varios desayunos, en varios de los hoteles que flanquean el lago, continuamos por carretera hasta llegar a Tyndrum por un sendero que se hace sumamente entretenido rodeados de impresionantes paisajes.
A la hora de comer aprovechamos un restaurante donde nos ponen unas deliciosas cervezas, y donde tras arreglar un pequeño problema con la Extrawheel de Benito, el resultado no es otro que este:
Tras el merecido descanso tomamos de nuevo un sendero hacia Bridge of Orchy. Nos desafía, rompe el carro de Ferlanero primero y el de César después. Nuestra mente y unas cuantas bridas pueden con cualquier imprevisto. Ganamos.
Antes de Bridge of Orchy paramos en una vieja estación donde el jefe de estación nos ofrece alojamiento nocturno.
La rechazamos. La noche acompaña y como buenos Montaraces, decidimos acampar a la fresca, en una pequeña atalaya que desde lo alto vigila el camino.
De nuevo cocinar, ordenar, preparar el próximo día y millones de mosquitos que nos comen. Nos deboran. Eso y que aquí amanece a las 4:30 a.m. todo es tan extraño...
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