- viernes, 24 de julio de 2015

SE ARRASTRABA POR LA PARED DEL CASTILLO

Lo que vi fue la cabeza del conde saliendo de la ventana.  No  le  vi  la  cara,  pero  supe  que  era  él por  el  cuello  y el movimiento de su espalda y sus  brazos. De cualquier modo, no podía confundir aquellas manos, las cuales había estudiado en tantas oportunidades. Pero mis propias sensaciones se tornaron en repulsión y  terror cuando vi que todo el hombre emergía lentamente de la ventana y comenzaba a arrastrarse por la pared del  castillo,  sobre  el profundo abismo, con la cabeza hacia abajo y con su manto extendido sobre él a manera de grandes alas. Al principio no daba crédito  a mis ojos. Pensé que se trataba de un truco de la luz de la luna, algún malévolo efecto de  sombras. Pero continué mirando y no podía ser ningún engaño. Vi cómo los dedos de las manos y de los pies se  sujetaban  de  las  esquinas de las piedras, desgastadas claramente de la argamasa por el paso de los años, y así usando cada proyección y desigualdad,  se movían hacia abajo a una considerable velocidad, de la misma manera en que  una  lagartija  camina  por las paredes.

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