60 km separaban Sibiu de Alma Vii. Al principio, tierras de labranza que poco a poco nos iban introduciendo en valles cada vez más cerrados hasta dejarnos a las puertas del comienzo de los míticos bosques de Transilvania.
Bosques de robles, abedules y hayas que se fundían con los colores del atardecer a la llegada a Alma Vii. Que nos daba la bienvenida con su impresionante iglesia fortificada.
Cena rodeados con la gente del pueblo que se sorprendía de ver a españoles en estas latitudes y que no creían que de verdad estuviésemos viajando con nuestras bicis a través de los oscuros bosques transilvanos.
Hoy, toca viajar hasta Daia.
Paz y bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario